miércoles, 25 de noviembre de 2015

Respuesta a los ejercicios de las páginas 72 y 73

Hoy,25 de noviembre,publico las respuestas a estos ejercicios. Por lo tanto, podéis, es más, deberíasis leerlas, pero ya no puedo corregir más.


Pregunta clave: ¿Por qué era necesaria una ley DE REFORMA AGRARIA?

(Páginas72 y 73)
1. Las ideas principales de los documentos son las siguientes:
Documento 2: se defiende la práctica de la agricultura como fuente de riqueza y base del desarrollo económico de un país. Asimismo, se defiende el libre comercio, beneficioso según el autor para el país.
Documento 3: el autor enumera las causas, según su parecer, de la decadencia de la agricultura española, que divide en físicas y morales.
Entre las físicas destaca la falta de población en el medio rural, la mala calidad de las tierras, las deficiencias técnicas (inexistencia de acequias para regar los campos, dificultades de transporte) y la concentración de tierras en pocas manos.
Las principales causas morales son, según el autor, el exceso de mayorazgos y arrendamientos, la falta de libertad del labrador en sus arriendos, el exceso de tributos a que eran sometidos los campesinos y los privilegios de la ganadería.
Documento 4: se exponen las dificultades de los campesinos sometidos a arriendos de breve duración, quienes soportaban unas duras condiciones que les impedían acumular el más mínimo excedente. Se hallaban en manos de las arbitrariedades de los señores, que podían aumentar libremente las rentas que debían pagar los campesinos.
Documento 5: el autor achaca todos los males de la agricultura española al reparto desigual de la propiedad de las tierras. La concentración de grandes extensiones en un solo propietario provoca que las tierras se cultiven mal y que no se cultiven todas.
Documento 6: Floridablanca hace hincapié en la urgencia de realizar las obras necesarias para el aprovechamiento de las aguas para la agricultura (canales, pantanos, etc.). El objetivo consiste en compensar las frecuentes épocas de sequía y evitar el desperdicio de agua.
Documento 7: se reclama un cambio en la legislación sobre la propiedad de la tierra. La gran cantidad de tierras amortizadas en España (vinculadas a personas o títulos, sin posibilidad de ser enajenadas) motiva su escasez en el comercio y unos elevados precios, lo que dificulta gravemente el progreso de la agricultura.
Documento 8: establece tres clases de labradores en España, según la importancia de su hacienda. Desde los que dependen totalmente de la venta de sus cosechas para pagar las deudas contraídas a lo largo del año, hasta los que pueden almacenar sucesivas cosechas y esperar algún año de carestía que eleve los precios.
  1. La fisiocracia es una teoría económica del siglo XVIII que considera la agricultura como la base del desarrollo económico de un país.
  2. Los principales problemas de la agricultura española en el siglo XVIII son los siguientes:
La dificultad para entrar en el circuito económico de gran cantidad de tierras por hallarse amortizadas, es decir vinculadas a determinadas personas o títulos nobiliarios mediante mayorazgos, comunidades, etc., lo cual impide su venta o enajenación.
El desigual reparto de la propiedad de la tierra. En unas zonas (Galicia, Asturias) la atomización de las propiedades dificulta la existencia de unos excedentes agrícolas. En otras (Andalucía, Castilla, Extremadura) la concentración de enormes porciones de terreno en pocas manos motiva un deficiente aprovechamiento del campo y la existencia de grandes áreas incultas.
La falta de infraestructuras adecuadas para el mejor aprovechamiento de las aguas y, en consecuencia, de los campos. La escasez de acequias, canales y pantanos deja muchos terrenos baldíos o muy por debajo de sus posibilidades de explotación.
También destacan otros problemas secundarios, como los siguientes:
- La falta de articulación de un mercado de los pro
ductos agrícolas.
El sector tiene dificultades a la hora de colocar sus excedentes y obtener, de este modo, be-neficios. A ello contribuye la deficiente red de trans-portes y de carreteras.
- La despoblación del medio rural.
La imposibilidad de acceder a la propiedad de las tierras, por estar bajo el régimen de manos muertas o por los precios prohibitivos existentes, origina el desplazamiento de la población a otras zonas o al medio urbano.

4. Las propuestas de los ilustrados, reflejadas en los documentos analizados, determinan una serie de cambios profundos en la propiedad de la tierra y en la dinámica de la economía:
Por un lado, destaca la exigencia de cambios en la legislación: debe liberalizarse el mercado de las tierras y permitir el acceso a la propiedad a más personas. Ello incrementará enormemente la superficie de cultivo y también su aprovechamiento.
En este sentido, el régimen de manos muertas es un obstáculo al progreso y debe ser transformado (cerca del 80% de la superficie cultivable se hallaba fuera del mercado).
Además, los cambios en las leyes deberían descargar de tributos a los trabajadores del campo, que se hallaban sometidos a gran cantidad de impuestos y obligaciones, así como dotarles de más libertad a la hora de decidir los cultivos y los sistemas utilizados
Por otro lado, proponen la construcción de las infraestructuras necesarias para el desarrollo de la agricultura (canales, pantanos) y una mejora de los transportes y las comunicaciones entre las diferentes zonas favoreciendo así el comercio y, por tanto, el progreso agrícola y económico en general.
Además, los ilustrados están convencidos de que el atraso de España se debe en buena parte a la falta de educación de sus gentes. Por ello, proponen incrementar el nivel cultural de la población a fin de asegurar el progreso material del país.
Para conseguir sus objetivos, los ilustrados intentaron llevar a cabo una serie de reformas en el terreno económico: limitar los privilegios de la Mesta, colonizar nuevas tierras, llevar a cabo una reforma agraria, fomentar el transporte y la libre circulación de mercancías, fomentar la actividad industrial, moderar la política impositiva, aplicar en España las nuevas técnicas y teorías ya ensayadas en el extranjero, etc.
En el ámbito social: extensión de la instrucción pública obligatoria, defensa de las prerrogativas civiles sobre las eclesiásticas, etc.
Algunas de ellas dieron resultados positivos: la Libre circulación de granos de 1765 y el fin del monopolio del puerto de Cádiz (que inició la liberalización del mercado colonial) permitieron una mayor redistribución de las mercancías.
Además se firmaron tratados comerciales que protegieron los productos nacionales de la competencia exterior; se fundaron Sociedades Económicas de Amigos del País.
Estas instituciones permitieron estudiar y determinar la situación de muchas zonas del país, conocer sus capacidades y sus necesidades.
Se limitó la corrupción en la Administración, se avanzó en la instrucción pública, se limitaron las prerrogativas de la Iglesia y se fomentaron las actividades comerciales, agrícolas e industriales.
Sin embargo, el reformismo económico ilustrado implicaba, para la consecución de sus objetivos, socavar los cimientos de la sociedad estamental y, en última instancia, de la misma monarquía absoluta
La eliminación de las trabas que el viejo régimen señorial imponía al desarrollo de la economía no afectaba únicamente al ámbito económico, sino que suponía acabar con la estructura sobre la que descansaba el Antiguo Régimen, como la desigualdad civil, la existencia de privilegios o la inmovilidad de los estamentos sociales.
Por todo ello, y a pesar de que los ilustrados realizaron un análisis acertado de las necesidades de la agricultura española del siglo XVIII, las soluciones apenas pasaron de la formulación teórica.
El peso de la nobleza y de la Iglesia, y los límites del reformismo borbónico, nada interesado en socavar sus propios cimientos, imposibilitaron la puesta en práctica de las propuestas ilustradas.
5. Respuesta personal. A modo de sugerencia se propone la reflexión sobre los siguientes aspectos:
En el siglo XVIII la agricultura era aún la principal fuente de riqueza y, por tanto, de poder; por lo que los grupos dominantes (clero y nobleza) tenían gran interés en preservar los mecanismos que les permitieran mantener en sus manos la propiedad de la tierra.
Así, gracias al régimen de manos muertas y a la amortización de las tierras, cerca del 80% de la superficie cultivable se hallaba fuera del mercado, es decir, no podía comprarse ni venderse.
El hecho de inmovilizar gran parte de la principal fuente de riqueza tenía graves repercusiones para el conjunto de la economía, a lo que deben añadirse los efectos de la desigual distribución de la propiedad de la tierra, concentrada en pocas manos.
Por otro lado, la persistencia de determinados privilegios, como el de la Mesta en amplias zonas del país, dificultaba el progreso de la agricultura en términos de rendimiento económico y condenaba a la población dedicada al campo (la gran mayoría) a la mera supervivencia.
Los ilustrados fueron plenamente conscientes de que para sacar a España de su atraso económico había que solucionar primero el problema de la tierra.
Sin embargo, sus proyectos de reforma chocaron fron-talmente con los intereses de los grupos dominantes, iglesia y nobleza, cuyo poder se fundamentaba precisamente en la posesión de las tierras.
La indispensable eliminación de las trabas que suponían las manos muertas, las amortizaciones y los señoríos minaba la base misma sobre la que se sustentaba el predominio de los privilegiados, pero también el de la propia monarquía: la reforma económica implicaba una reforma de la estructura social y ello afectaba, en última instancia, al poder del monarca y al mantenimiento del Antiguo Régimen.
Por ello, el reformismo borbónico imponía sus límites: las reformas ilustradas no podían alterar ningún aspecto clave del edificio absolutista. No podían mermar el poder del monarca ni, por extensión, el de los grupos dominantes, lo que, en la práctica, imposibilitó la aplicación de los proyectos ilustrados.Por otro lado, si el reformismo encontró dificultades con Carlos III, el monarca ilustrado por excelencia, mucho peor le fue con su sucesor, Carlos IV, al que las consecuencias de las ideas ilustradas en Francia acabaron de convencer de la necesidad de acabar con tales reformas.

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