miércoles, 1 de febrero de 2017

Respuesta al ejercicio "Contesta ", pág. 128

a)   Durante el reinado de Carlos IV España se incorporó, en primer lugar, a la coalición europea que se enfren­tó a Francia para impedir que los ideales revoluciona­rios se expandiesen por todo el continente. Sin embar­go, la derrota de las tropas españolas y la posterior Paz de Basilea (1795) subordinó a partir de entonces el reino a los intereses franceses.
La subida al poder de Napoleón Bonaparte comportó un cambio en la política exterior de Carlos IV, ya que España se convirtió en aliada de Francia. Fruto de este pacto, España declaró la guerra contra Gran Bretaña, aunque la derrota franco-española en Trafalgar signi­ficó la pérdida de la casi totalidad de la flota. Las fu­nestas consecuencias económicas generaron el descontento de la población, que se acentuó aún más con el Tratado de Fontainebleau, que permitía la entrada de las tropas francesas a la península para conquistar Portugal. La efectiva ocupación de España por parte de los franceses significó la huida de la familia real a Aranjuez, donde se produjo el motín impulsado por amplios sectores de la población. La petición de ayuda a Napoleón por parte de Carlos IV en Bayona desembocó en la abdicación de éste.
b)   La invasión francesa de Napoleón en 1808, en su afán  de expansión territorial, y la desmedida represión y violencia con la que los franceses contestaron la resistencia del pueblo español, dio lugar a la Guerra de la Independencia contra las tropas napoleónicas (1808-1814).
Las principales características de la Guerra de la Independencia son las siguientes:
-        La resistencia popular a la invasión francesa. Se crearon Juntas de Armamento y Defensa para organizar el movimiento de insurrección popular. La resistencia se plasmó en los sitios de las ciudades, que resistieron el cerco de las tropas francesas.
-        La división del país en dos facciones: los afrancesados y los patriotas. Los primeros apoyaban al ejército francés porque pensaban que la implantación de la monarquía de origen francés iba a permitir el desarrollo del liberalismo.
Los patriotas, en cambio, defendían las propuestas absolutistas de Fernando VII y el retorno al tradicionalismo más puro.
La evolución del conflicto entre Francia y España fue la siguiente:
En 1808 se produjo el Motín de Aranjuez, por el que el rey Carlos IV se vio obligado a abdicar en su hijo Fernando VII y solicitó ayuda a Napoleón. Éste, viendo la debilidad del monarca, intervino en el conflicto decidiéndose a invadir España.
Se producía así el inicio de la Guerra de la Independencia, que duraría hasta 1814. Napoleón nombró rey a su hermano, José Bonaparte.
Finalmente, el ejército francés fue vencido, se firmó el Tratado de Valencay a finales de 1813 y se produjo la vuelta al absolutismo con Fernando VIL
c) En 1814 se restableció el absolutismo porque Fernan­do VII, en su regreso a España, decidió no cumplir sus promesas de acatamiento al régimen constitucional y procedió a reinstaurar las estructuras del Antiguo Régimen, apoyándose en las peticiones de los absolu­tistas formuladas en el Manifiesto de los Persas. Así pues, Fernando VII emprendió una persecución de los liberales y afrancesados, que fueron detenidos y ejecutados u obligados a ir al exilio.
Además, no se tomaron medidas para reconstruir la sociedad de posguerra, ni para sanear la Hacienda y hacer frente a la deuda. Al contrario, se destinaron nuevos recursos para combatir los movimientos de emancipación que procedían del continente ameri­cano. Las dificultades económicas de la Hacienda requerían reformas fiscales profundas que significa­sen el pago de impuestos por parte de los privilegia­dos, pero Fernando VII se negó a aceptarlas.
Esta política comportó la oposición de diversos grupos sociales: el campesinado, que se negaba a pagar determinadas rentas señoriales y diezmos a sus señores;  los  inversores  que  habían  comprado  las tierras desamortizadas a la Iglesia, y que exigían que se respetasen sus derechos de compra; los comer­ciantes, que preconizaban la libertad de industria y de mercado y se lamentaban por la interrupción del tráfico comercial con las colonias americanas; y en las ciudades el descontento crecía entre los artesanos, los jornaleros, la pequeña burguesía, etc.
d)   El llamado "Trienio Liberal" se instauró a partir del pronunciamiento militar del coronel Rafael de Riego y el apoyo de los liberales en las principales ciudades de España. Ante esta situación, el rey Fernando VII tuvo que aceptar la Constitución de 1812 y se formó un gobierno que proclamó la amnistía y permitió el regreso de liberales y afrancesados. Acto seguido se celebraron elecciones que ganaron los liberales.
El nuevo régimen liberal terminó en 1823, cuando un ejército francés, llamado los Cien Mil Hijos de San Luís, entró en España para restaurar un gobierno abso­lutista y derogar todas las leyes y normas promulga­das durante el Trienio Liberal. Fernando VII recuperó su condición de monarca absoluto e inició la persecu­ción de los liberales.
Las principales medidas que se tomaron durante el Trienio Liberal fueron las siguientes:
      -Supresión de los señoríos jurisdiccionales, mayorazgos y vinculaciones, lo que significaba liquidar el feudalismo en el campo y favorecer relaciones de tipo capitalista.
-Reforma eclesiástica que suprimía los conventos y secularizaba a los frailes. Además, se desamorti­zaron las tierras del clero regular, que pasaron al Estado y fueron vendidas a particulares.
-Reforma fiscal y disminución del diezmo que cobraba la Iglesia.
      -Eliminación de los gremios y aprobación de la libertad de industria y la circulación de mercancías.
e)   Los liberales consideraron ominosa la década de 1823-1833 por la represión sistemática que la monar­quía absolutista de Fernando VII practicó contra esta ideología, causando la muerte, la detención o el exilio de muchos de sus partidarios y contraviniendo la rati­ficación de la Constitución que hizo en 1820.

En los últimos años del reinado de Fernando VII se desencadenó un conflicto sucesorio porque el rey abolió la Ley Sálica, que prohibía el acceso al trono a las mujeres, y promulgó la Pragmática Sanción, que permitía a su hija, Isabel, poder ser nombrada reina. Frente a esa decisión se organizaron los absolutistas ultramontanos, que dieron su apoyo a las pretensiones del infante Carlos.

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